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El centenario de Fernando Rey se celebra en el CGAI con 20 de sus filmes más emblemáticos

Nota de prensa del Gabinete de Comunicación de la Xunta de Galicia:

El Centro Gallego de Artes de la Imagen (CGAI) acoge hasta noviembre un ciclo con las películas más representativas del actor Fernando Rey para celebrar su centenario. La filmoteca gallega se suma así a los actos de homenaje al intérprete coruñés, que también comprenden una exposición conmemorativa en el Quiosco Alfonso, promovida por el Ayuntamiento de A Coruña con los fondos documentales depositados en el CGAI.

El programa de proyecciones arranca el jueves día 21 a las 20:30 horas con Tristana, de Luis Buñuel, y se extiende durante dos meses, en los que se mostrará una veintena de los títulos más emblemáticos de la carrera del intérprete. Todos ellos conforman una antología diversa y representativa de una carrera que se prolonga unos 50 años y que cuenta con incursiones en Hollywood, como The French Connection, o exitosas participaciones en coproducciones europeas, como El discreto encanto de la burguesía. Los últimos de Filipinas, Locura de amor, Diario de invierno, Ese oscuro objeto de deseo el Duende y misterio del flamenco son algunos de los primeros filmes del ciclo.

A la sesión de apertura acudirá uno de los hijos de Fernando Rey, Fernando Casado Campolongo, quien depositó en el CGAI más de 1000 fotografías del archivo familiar, digitalizadas en los últimos meses, con las que precisamente se montó la muestra ‘Fernado Rey. Cabaleiro do cinema (1917-2017)'.

En la presentación de estas actividades, que tuvo lugar hoy en A Coruña, el director de la Agencia Gallega de las Industrias Culturales (Agadic), Jacobo Sutil, se refirió a Fernando Rey como “uno de los actores más importantes que ha dado la historia del cine español, con una filmografía que se extiende desde la posguerra hasta finales del siglo XX y en la que se puede ver la evolución del cine español”.

En el acto, en el que también participaron el concejal de Culturas, José Manuel Cure, y el catedrático José Luis Castro de Paz —comisario junto con Rubén Ventureira de la exposición— Jacobo Sutil agradeció la confianza del hijo de Fernando Rey en el CGAI. “Hace meses nos trajo un importante regalo, una maleta del padre que contenía, no sólo fotografías, sino también carteles, programas de mano, notas, correspondencia, felicitaciones o premios recibidos por el actor. Una antología de estos materiales, escogida por los comisarios de este fondo depositado en nuestras instalaciones, es la que se puede ver en los próximos dos meses en el Quiosco Alfonso”, explicó.

Desde la posguerra hasta finales del siglo XX, Fernando Rey participó en casi 250 filmes, muchos de ellos internacionales debido a su dominio de lenguas como el inglés, el francés o el italiano. Miembro de una familia de la burguesía coruñesa, fue hijo del destacado militar republicano Fernando Casado Veiga. Aunque siempre fiel la esta ideología, puso la cara en los años cuarenta a célebres éxitos de corte patriótico del régimen franquista como el drama histórico Locura de amor (Juan de Orduña, 1948) o la bélica Los últimos de Filipinas (Antonio Román, 1945). Al tiempo no dejó de trabajar con los grandes renovadores del cine español de los cincuenta, en películas como ¡Bienvenido, Mister Marshall! (Luis García Berlanga, 1952), donde ponen la voz en off, o junto a Juan Antonio Bardem en Cómicos (1953), La venganza (1957) y Sonatas (1959).

Luego de un breve exilio mexicano tras esta etapa en la que no acababa de sentirse cómodo con la mayoría de sus papeles, su madurez como actor le llega de la mano de Luis Buñuel. Con él trabajará en varios de sus filmes de los sesenta y setenta y obtendrá buena parte de sus reconocimientos. Con su rol de don Jaime en Viridiana (1961), Palma de Oro en Cannes, brindará la primera de sus inolvidables interpretaciones para el cineasta de Calanda. Tristana (1970) le hará ganar el Fotogramas de Plata (el Goya del momento), y con El discreto encanto de la burguesía (1972) ganó un Oscar.

ES también un momento doce para la carrera internacional del actor. Con varios papeles en Hollywood, siendo quizás el más icónico lo del jefe mafioso que huye de Gene Hackman en The French Connection (1971), se ponen a las órdenes de Orson Welles en Campanadas a medianoche (1966) y acompaña a Paul Newman en el reparto de Quinteto (Robert Altman, 1979). Se convierte también en un habitual del referente cine europeo de autor de la época, en cintas como Pascualino siete bellezas (Lina Wertmüller, 1975) o Nina (Vincente Minnelli, 1976). Sus últimos años en el cine español estarán marcados principalmente por su honda colaboración con el también surrealista Francisco Regueiro, con el que parece continuar la senda iniciada con Buñuel. No dejará de colaborar con autores importantes del momento: Pilar Miró, Jaime Chávarri o José Luis Cuerda. Su último papel es el de Al otro lado del túnel (Jaime de Armiñán, 1994), aunque queda más en el recuerdo su icónico Quijote en la adaptación de Manuel Gutiérrez Aragón para TVE en 1991.

R.