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El presidente de la Xunta reivindica unidad y pone como ejemplo el modelo gallego de convivencia














Vídeo íntegro: Mensaje Fin de Año 2017

Nota de prensa del Gabinete de Comunicación de la Xunta de Galicia:

Buenas tardes.

Casi ocho siglos separan la construcción de este Museo del Mar de Galicia del Pergamino Vindel que está expuesto en estas dependencias. Tanto el edificio que nos acoge como las Cantigas de Martin Códax dan fe de una realidad llamada Galicia que se transforma constantemente para ser protagonista en todos los momentos de la historia. En todas las épocas es visible a aportación de nuestro país. En todas se puede distinguir nuestra huella, tanto en iniciativas individuales como en obras colectivas.

Existe un modelo gallego de convivencia que adopta diferentes formas, pero que siempre se fundamenta en la cohesión. Ese modelo nos permiten hoy figurar entre las comunidades que salen de la crisis sin roturas y sin divisiones.

Para lograrlo, fue fundamental entender que no hay soluciones simples para problemas complejos y que ninguna solución es buena si no está reforzada por una auténtica comunidad de afectos.

Galicia acierta cuando se aleja de ideas que en otros territorios provocaron cismas y desconfianza.

Galicia acierta asegurando puentes y creando otros nuevos. Con el resto de España, con Europa y con el mundo.

La Galicia del siglo XXI tiene empatía y disfruta de un prestigio merecido.

La Galicia que entre todos construimos es sinónimo en el exterior de conceptos como convivencia, cultura, emprendimiento.

Somos bienvenidos en cualquier lugar del mundo y somos los mejores anfitriones para cualquiera de los más de cinco millones de visitantes que estuvieron con nosotros en el 2017, haciendo de este año un año histórico para el turismo.

El modelo gallego tiene resultados. Nuestra economía crece porque aumenta la confianza.
La deuda y el déficit públicos se reducen porque empresas, particulares y administraciones tienen un superávit de responsabilidad. Nuestras exportaciones superan todos los registros debido la una estabilidad que permite competir. El desempleo sigue provocándonos malestar, pero disminuye porque los inversores apuestan por Galicia y no huyen. Nuestro idioma conquista nuevas parcelas porque hicimos de él una herramienta de comunicación cordial e integradora.

Tener unas cuentas saneadas hace posible mantener nuestro autogobierno intacto, que sigamos bajando impuestos, respaldar más fuertemente a los autónomos, modernizar la Educación y la Sanidad públicas, prestar mejor atención a mayores y dependientes, y desplegar un amplio abanico de medidas en apoyo de las familias, algunas de ellas inéditas hasta ahora.

Como pueblo, podemos sentirnos orgullosos de que nos sigamos ocupando de lo realmente importante. Y de que lo hagamos sin roturas. Hubo y habrá divergencias porque las divergencias son inherentes a toda sociedad democrática. Sin embargo, los gallegos no vemos en el conflicto un fin en el que instalarse permanentemente, sino un medio para encontrar nuevas respuestas y nuevos consensos.

Quedan necesidades aún sin atender, marginaciones sociales que reclaman medidas, sectores de nuestra economía que piden nuevos ánimos. Lo sabemos. Lo sabemos pero tenemos la certeza de que la Galicia cohesionada puede afrontar esos desafíos.

El modelo gallego garantiza la unidad, el bienestar y también la solidaridad en momentos dramáticos como los que provocó el terrorismo incendiario en Galicia y en otras comunidades. Si la intención de esta forma de delincuencia era sembrar la división social, Galicia supo dar una respuesta admirable y resuelta. La misma que merecen otras execrables manifestaciones de violencia, como la violencia machista en cuya persecución seremos siempre implacables.

Hace tiempo que los gallegos no nos preguntamos que va a pasar en el futuro, sino que vamos a hacer juntos en el futuro. No somos espectadores. Somos protagonistas.

Galicia tiene mucho que decir y lo dirá de forma clara, responsable y serena. Como nacionalidad histórica, Galicia tendrá presencia singular en los previsibles debates sobre la reforma constitucional, la revisión del modelo territorial y la financiación autonómica.

Reforzar y revisar no equivalen a destruir. Avanzar supone financiar como es debido los servicios que distinguen un moderno Estado del Bienestar. No se financian 17 territorios sino 47 millones de personas, porque son las personas y no los territorios los que financian el Estado y poseen la soberanía nacional.

Los pasos que se den tienen que incorporar las amargas lecciones de los recientes acontecimientos de Cataluña. El independentismo atentó gravemente contra la Constitución, y por lo tanto también contra nuestro Estatuto de Autonomía. Además de las inevitables consecuencias jurídicas que esos hechos pudieran producir, debe haber consecuencias políticas. La deslealtad no puede ser premiada mediante financiaciones a medida o proyectos que no garanticen el respeto a la ley.

Frente a un patrón de conflicto permanente, Galicia ofrece un modelo en el que la autonomía se concibe como una parte esencial de un Estado que es tan gallego como español.

En Galicia se puede confiar. Galicia es un país de palabra. Atesoramos virtudes cívicas que tienen un alto valor en el mundo de hoy.

El pueblo gallego, uno de los más antiguos y característicos de España y de Europa, es un ejemplo de que la tolerancia, el respeto a las diferencias y el cultivo de identidades múltiples hacen posible que una comunidad resista los avatares del tiempo.

Una de las satisfacciones que tengo como presidente de la Xunta a lo largo del año es asistir a los innumerables premios que unos gallegos otorgan a otros gallegos. Es un orgullo constatar que en las más diversas actividades hay paisanos nuestros con un valor excepcional internacionalmente reconocido.

Pero hay un premio que aún no se da oficialmente. Me refiero al que merecen la mayoría de los gallegos, cuyo mérito no está en lo excepcional, sino en lo habitual, en el cumplimiento del deber, en la integridad, en la honestidad.

Ellos son portadores de esas dos palabras que los hablantes eligieron como más representativas en el 2016 y en el 2017: “irmandade” y “afouteza”. Que la "irmandade" y la "afouteza" sean nuestra divisa en el año que comienza.

Soy consciente de que muchos de ustedes tendrán sentimientos encontrados en estos días tan señalados. Yo también. Alrededor de cada uno de nosotros, faltan personas queridas o, por el contrario, están por primera vez otras nuevas que acaban de llegar.

Ojalá Galicia siga siendo una gran familia unida, digna del legado de los que nos dejaron y de la que también se sientan orgullosos los que nos van a suceder.

Buena entrada en el 2018 para todos los gallegos, para todas las gallegas. Vivámoslo juntos, trabajando y soñando juntos.

Muchas gracias y un abrazo.

Fotografía: Gabinete de Comunicación de la Xunta de Galicia


R.