El Plan Estratégico de Santiago de Compostela, que estará listo a finales de marzo, apuesta por la biotecnología, la Ciudad de la Cultura y un lobby

La ciudad de Santiago de Compostela contará a finales de marzo con un Plan Estratégico en el que, previa negociación y diálogo con distintos sectores y agentes sociales, se proponen más de 150 medidas para reforzar su imagen y su desarrollo en los próximos diez años. Así lo manifestó el director ejecutivo del diseño del Plan Estratégico de Santiago y el catedrático de Economía Aplicada, Luis Caramés, quien recordó que las últimas elecciones municipales recomendaron aparcar su finalización pero opinó que la convocatoria del 9 de marzo no debe incidir. Así, avanzó su compromiso de entregar el documento para el 31 de marzo al Consello Económico e Social (CES) de Santiago y antes al Comité de Dirección.

El director ejecutivo del Plan Estratégico de Santiago aseguró que en esa fecha se desvinculará del documento y justificó que, tras años de trabajo, "merece la pena acabarlo", tratando de evitar que sea "un inventario de estrategias retrospectivas", y habrá "mantenerlo vivo" entre instituciones, agentes sociales y ciudadanos. Recalcó que, a partir de se momento, "el plan depende directamente" del alcalde, Xosé Sánchez Bugallo. Caramés apuntó que tras una fase de diagnóstico, otra de objetivos y otra de definición de líneas estratégicas -diversificación de la base económica; movilidad; proyección de la imagen de Santiago; I+D+i; Calidad de vida; y Cooperación-, el documente está "prácticamente concluido", a falta de "perfilar" algunas cuestiones. Resaltó que cada línea estratégica incluirá medidas concretas, algunas ya en ejecución y otras por desarrollar.

Caramés recordó que el Plan Estratégico de Santiago se ha diseñado de forma paralela al Plan General de Ordenación Municipal (PGOM), ya aprobado definitivamente casi en su totalidad. En cuanto a la aplicación, opinó que, dado que el Ayuntamiento de Santiago fue el promotor de la planificación, está "sensibilizado" con sus aplicación y recalcó que servirá para buscar el apoyo de otras administraciones, como la Xunta de Galicia y Gobierno central. En la elaboración del Plan Estratégico, ejecutada por un equipo bajo la dirección de Luis Caramés, están interviniendo el Ayuntamiento, la Universidad de Santiago de Compostela (USC), la Cámara de Comercio, las tres centrales sindicales (CCOO, CIG y UGT), la Confederación de Empresarios de Galicia (CEG), el Arzobispado de Santiago y Caixa Galicia, como entidad patrocinadora.

Detalló que en el tiempo que queda hasta finales de marzo, está prevista la celebración de encuentros de debate sobre el Plan Estratégico, con la participación de expertos nacionales e internacionales; así como una mesa redonda sobre los estudios de aeronáutica en Santiago de Compostela. Precisamente esta es una propuesta surgida a partir de la planificación estratégica, ya que, según afirmó Caramés, si la capital gallega cuenta con "un conjunto de enseñanzas aeronáuticas" se reforzará el Aeropuerto de Lavacolla-Santiago.

El Plan Estratégico de Santiago concibe a la capital gallega como "una ciudad del conocimiento"; aboga por situarla en "la red europea de ciudades"; por ampliar la base productiva y las actividades empresariales hacia el sector tecnológico y, en concreto, de la biomedicina; por promover el acceso a la telemática de empresas y ciudadanos; por priorizar enseñanzas técnico-profesionales e identificar perfiles profesionales; además de defender el fomento de infraestructuras y la vivienda social; entre otras cuestiones.

Luis Caramés, utilizando un símil, resaltó que Santiago de Compostela debe reforzar su imagen, ya que "tiene una gran fachada", porque es una ciudad singular, pero es necesario dotarla de "consistencia y amplitud", ya que también está en "un contexto muy competitivo y no puede perder el tren". Otros aspectos resaltables son la oportunidad que supondrá la Cidade da Cultura, la diversidad de la base productiva con "una oferta adecuada de suelo industrial", con una planificación de la sostenibilidad -con medidas orientadas al transporte público, en materia de tratamiento de residuos y otras de carácter supramunicipal- y la necesidad de que el empresariado de compostela se implique para "hacer un lobby" en defensa de los intereses de la capital gallega.