Los temporales hacen que sea uno de los peores inviernos de los últimos 30 años para la pesca y causan graves pérdidas en el campo gallego

Desde Xóvenes Agricultores (XX.AA.), su responsable, Francisco Bello, trata de sacar hierro a la situación pues, asegura, su organización no es partidaria de "alarmar" ni de "andar llorando cada vez que llueve" o los profesionales del agro deben hacer frente a condiciones meteorológicas adversas. "La realidad es que es un invierno duro, quizá algo más fuerte de lo normal en cuanto a precipitaciones. Pero en el campo gallego sabemos lo que hay". Bello reconoce que si las precipitaciones persisten al menos otras dos semanas la primera corta se retrasará y "quizá suba un céntimo más o menos" el coste de fabricar un litro de leche, cuyo precio de venta en origen en Galicia alcanza máximos en los últimos meses, equiparado a la media estatal, en unos 0,39 céntimos por litro.
El miembro de la ejecutiva del Sindicato Labrego Galego (SLG) Xosé Ramón Cendán coincide en que "puede haber problema de forrajes", lo que implicaría la necesidad de importar más piensos y concentrados para alimentar al ganado, pero entiende que todavía es pronto y que donde ahora se concentra el daño real y "cuantioso" es en la huerta. El encargado de las áreas de huerta y flor de esta central, Miguel Méndez, da fe de ello.
Méndez tiene sendas explotaciones de 500 metros cuadrados en Vedra, en las inmediaciones de Santiago de Compostela. Una de las últimas ciclogénesis le rompió por completo uno de los dos invernaderos, "toda la instalación", por lo que estima un perjuicio de unos 10.000 euros. A eso le suma otros 2.000 euros correspondientes a los cultivos que el mal tiempo le impide plantar, como los pimientos de padrón de interior -que, al ser los primeros de la temporada tendrían un mayor precio en el mercado- y otros de exterior como las patatas tempranas y los repollos. "No se puede entrar en las tierras", lamenta. "Estamos sin liquidez alguna", se queja este vedrés, que explica que 2013 "ya fue un año complicado". En estas circunstancias, el responsable de huerta y flor del SLG, como el número uno de Unións Agrarias, demanda "una partida presupuestaria urgente, para salir del apuro". "Es preciso un plan especial de ayuda. Hay muchos jóvenes y mujeres que tuvieron que volver al campo en este contexto de crisis; pusieron una explotación de huerta, que requiere menos extensión, y si no les echamos una mano ahora que el tiempo les llevó todo por delante el perjuicio económico para la sociedad, por la destrucción de empleo en el rural, será mucho mayor", según Roberto García.
En este punto existe un consenso a la hora de analizar los efectos de los temporales que azotan a la comunidad prácticamente sin tregua desde diciembre. Así, Francisco Bello, de Xóvenes, constata que el deterioro en la huerta "es más fácil de cuantificar", puesto que "pierdes las 15.000 lechugas que tienes en un invernadero" y el dato es indiscutible. ¿Qué hacer entonces? Los números relativos a los años 2012 y 2013 de Agroseguro, agrupación española de entidades aseguradoras de los seguros agrarios combinados, reflejan que "no hay muchas pólizas contratadas", según certifica el secretario de servicios e infraestructuras de UU.AA., Óscar Pose.
Con cifras a 22 de enero de 2014, tan solo 16 personas en toda Galicia tienen contratados seguros para hortalizas bajo cubierta, un 6,7% más que un año atrás, es decir, uno más. En el caso de planta viva, flor cortada y viveros, la cantidad bajó en 12 meses un 12,5%, hasta 28. En herbáceos extensivos, la reducción fue del 85,7%, con únicamente ocho; mientras retrocedieron un 75% los de sequía en pastos, nueve. En frutales y caqui y otros frutales la cantidad es todavía más anecdótica, con dos y tres pólizas contratadas, respectivamente, mientras que nadie está asegurado en el ámbito de la horticultura al aire libre para la temporada de primavera-verano.
Sobre este bajo grado de cobertura, Pose expone su tesis: en primer lugar, el sector hortícola no es mayoritario en el territorio gallego, sino que quien tiene un invernadero suele gestionarlo de manera complementaria a otro tipo de actividades; y, en segundo término, el margen de beneficios en este terreno es reducido, lo que complica asumir el gasto de asegurarse. Es de suponer que tras un periodo adverso como el vivido se experimente "un pico" en la contratación. Miguel Méndez aporta un tercer elemento como justificante del hecho de que las huertas estén poco aseguradas en la Comunidad Autónoma: "producimos diversidad y, al haber diversificación, no encajamos bien en las pólizas". Cultivos como los anegados en la zona de Xinzo, sobre todo de trigo pero también de cebada, "no tienen seguro porque las pólizas no tienen previsto cubrir el sembrado". "Y ese cereal sufrió tanto que va a tener problemas de enfermedades radiculares".
También las plantaciones de grelos, cuya demanda aumenta en la época de Entroido, se han visto "muy afectadas". "Pedimos una condonación de la Seguridad Social unos meses y, a medio y largo plazo, trabajar en una línea de seguros", resalta este portavoz, de la misma manera que Óscar Pose incide en la "reivindicación histórica" para que se establezca un "seguro de rentas", que, pese a que no sea muy elevado, evite a los profesionales del agro tener que suscribir "muchos seguros", que, "al final, no están adaptados a la realidad de Galicia". "Su implantación la debe liderar la Administración, pero en esta dirección no observamos muchos pasos".
García carga contra el "desmantelamiento" del presupuesto público para fomentar la contratación de seguro agrario, que "siempre fue modélico pero más pensado para hortalizas, frutas y cereales que para ganadería. Critica, asimismo, que el único de ganadería que tiene un alcance elevado es el de retirada de cadáveres (55.280 pólizas contratadas en la Comunidad gallega a 22 de enero de este año), "que se privatizó". En el caso de ganado, son 4.620 los profesionales asegurados, seguidos de los de uva de vino (607), forrajeros para protegerse de los ataques de fauna salvaje (421) e incendios forestales (83). "No existe ninguna línea para cubrirse de la destrucción del forraje por lluvia", señala Óscar Pose. Otro factor que entra en juego al estudiar las posibles consecuencias de esta sucesión de borrascas es la aparición de plagas "más virulentas", según alerta el secretario general de XX.AA., que ve "más rara quizá" que el agua caída la circunstancia de que "no esté helando", por lo que se refiere a gusanos, mosquitos y otras especies potenciales enemigas de los cultivos de huerta.
El sector extractor y comercializador hace frente a uno de los inviernos más duros de los últimos 30 años
El sector extractor y comercializador de pescados y mariscos en Galicia hace frente a uno de los inviernos más duros de los últimos 30 años, según destacan, en declaraciones a Europa Press, representantes de la flota, mariscadores, bateeiros, mayoristas y lonjas. Todos estos colectivos se han visto perjudicados por la sucesión de temporales y borrascas que, desde finales del mes de diciembre, azotan a la comunidad, con una intensidad y continuación en el tiempo que aseguran que son "atípicas".
Reclaman medidas de apoyo "urgentes", como las solicitadas por la Federación Gallega de Cofradías de Pescadores, que, en un listado de cinco puntos, resumió las demandas de los profesionales de bajura y del sector marisquero: exención de las cuotas de la Seguridad Social del primer trimestre, líneas de financiación con intereses al 0%, compensación del cese de la actividad para autónomos y trabajadores del mar, pagos fraccionados en las tasas portuarias y regeneración de los bancos marisqueros. Desde Burela, en A Mariña de Lugo, una de las comarcas más castigadas por los fuertes vientos y el oleaje, su patrón mayor y uno de los vicepresidentes de la federación de cofradías, Basilio Álvarez, asegura que en 30 años no recuerda algo así. "Hay condiciones excepcionales en estos temporales".
En su puerto hay 28 embarcaciones de artes menores, dos de cerco, una de palangre y una de volanta y "todas están fastidiadas". Por afectar, el mal tiempo llegó a ocasionar pérdidas al arrastre, que faena en el caladero del Cantábrico Noroeste, puesto que estos buques, de mayor tamaño, tuvieron que quedar amarrados más de seis días y alguna "pudieron salir, pero de mala manera". Para hacerse una idea de lo vivido en esta localidad, dos barcos de pesca recreativa, de unos cinco o seis metros de eslora, fueron engullidos por el mar la semana pasada. Fueron rescatadas en un estado tal que solo queda desguazarlas.
"El miedo después de tanto tiempo es ver cómo van las artes, porque, por ejemplo las nasas del pulpo, están en el agua", advierte Álvarez. Ségún explica, al comienzo de esta semana, un marinero aprovechó una tregua del tiempo para acercarse a observar la situación, y lo que constató fue que la cuerda de sus riceiros -así se denomina en esta zona al grupo de entre 25 y 40 nasas- "no servía para nada". La reparación le costará entre 250 y 300 euros por riceiro, pero, tal y como indica el patrón mayor burelense, el contratiempo será peor en caso de tener que renovarlos, pues cada nasa cuesta unos 22 euros. El resto de las artes se encuentra "todo en tierra", motivo por el cual suspira el responsable de este pósito, cuya demanda se centra en la veda del pulpo, que pide no hacer este año -toca en los meses de mayo y junio-, para lo que argumenta que la situación biológica es buena tras varios ejercicios de prohibición en ese periodo. Además, se refiere a los gastos de en torno a 2.000 euros que asume cada marinero a principios de año para abonar tasas, seguros sociales, revisiones de bengalas, chalecos, etcétera, para dar base a la reivindicación de exención de los seguros sociales.
A 40 kilómetros de Burela, en el límite con Asturias, Celia Pacios, patrona mayor de Ribadeo, lamenta la situación "crítica" de la quincena de personas que se dedican a la pesca en embarcaciones de artes menores, que tampoco vio nunca en sus 30 años de profesión. En la mayor parte de los casos, esta actividad supone el único sustento del hogar, por lo que insta a la Xunta a prestar "alguna ayuda" a estas personas, a las que ve "abatidas" tras los embates. El panorama es menos malo para las 16 percebeiras que también recogen erizo en esta parte oriental de la costa lucense. De acuerdo con sus números, han perdido un 30% de la facturación este enero en comparación con el mismo mes de 2013, y eso teniendo en cuenta que entonces pudieron trabajar 11 personas (un total de 13 días) y ahora solo lo hicieron siete (algunas profesionales están de baja), durante 11 días. Ya en la Costa da Morte, en A Coruña, Manuel Martínez, el patrón mayor de Fisterra, puerto de 87 embarcaciones de bajura, comenta que "la gente no gana, no ingresa nada" desde hace casi dos meses, y que "pese a todo hay que pagar la Seguridad Social". "Ya nos contestaron que 'hasta luego, Lucas", ironiza sobre la petición de exonerarlos de este pago.
El responsable de la cofradía de Ribeira, Antonio Pérez, señala que "solo pueden salir los que faenan al lado del muelle", para capturar marisco y si acaso pulpo, de una flota de artes menores compuesta por 400 barcos. Los patrones mayores consultados coinciden en señalar la dificultad de contratar una póliza para protegerse de circunstancias como las que ahora afrontan debido a que las compañías establecen unos requisitos -olas que superen una determinada altura o vientos de una intensidad dada durante X días- que, en la práctica, es complicado que se cumplan. Indican que el seguro del mal tiempo habilitado durante el bipartito en Galicia "no valía para nada" y que en la actualidad "se está intentando buscar alguna fórmula pero, por ahora, nada".
En la ría de Muros e Noia el problema es otro, al igual que en la de Arousa y en la Pontevedra: el exceso de agua dulce que generan las persistentes precipitaciones está ocasionando una elevada mortandad del molusco. Santiago Cruz, patrón mayor de Noia, cifra la muerte de almeja babosa por "bajón de salinidad" entre un 70 y un 80%, mientras la de berberecho la reduce a un 12%. En euros, estima pérdidas de 90.000 y 75.000 por cada bivalvo, respectivamente, desde finales de año, en una actividad que da de comer a 1.400 mariscadores, a pie y a flote.
El escenario tampoco es esperanzador para el sector mejillonero. La asociación Virxe do Rosario de Vilaxoán, ha sufrido siniestros en al menos cuatro de sus 55 bateas, y eso que está en el interior de la ría. Aquí, "llueve sobre mojado", como llama la atención su responsable, Javier Blanco, en referencia a la marea roja que en algunos casos tuvo sin poder extraer mejillón a los bateeiros durante cuatro meses. El valor del artefacto, según datos de Blanco, alcanza un mínimo de 70.000 euros, y no hay seguro que dé cobertura al tener que remolcar la batea, lo que cuesta unos 4.000 euros. "Estamos asegurados pero el seguro es de responsabilidad civil a terceros", explica. Devolverla a su ubicación es algo a lo que tiene que hacer frente cada socio, "suponiendo que encuentra la cadena y el muerto, porque, si no, son otros 2.000 euros, aproximadamente". Blanco aboga por esperar a que remita el temporal, puesto que, entre otras cosas, "cuando aploma es cuando se suelen soltar las bateas". En ese momento es cuando cree que deben evaluarse los daños y trasladar a la Consellería do Mar sus solicitudes.
Los representantes del sector añaden el hecho de no haber podido tener buenas ventas en Navidad, época en la que los precios -empujados por la alta demanda- aumentan. Por eso, también los que comercializan productos del mar aseguran que la situación es "horrible". "Es la pescadilla que se muerde la cola", resalta una empleada de una mayorista de pescado que trabaja con las lonjas de Ribeira y Celeiro (Lugo). En lo que atañe a la Administración, el departamento que dirige Rosa Quintana ya analiza las "líneas de trabajo" que se puedan establecer en colaboración con el Gobierno central.
R.